El Modelo neoliberal instaurado desde los años setenta, del siglo pasado, que prometía el fin de la historia, basado en el achicamiento del Estado, la eliminación progresiva de la intervención, la apertura de fronteras, pocos impuestos para los ricos a fin de promover la empresa y el empleo, la desregulación de las relaciones laborales y las privatizaciones mostraron pronto sus debilidades y con ellas su decaimiento a nivel mundial.
Hoy el mundo busca un nuevo modelo.
Los Gobiernos colombianos de estos años siguieron la receta: generaron grandes exenciones para los ricos, mientras gravaban inmisericordemente a los pobres a través del impuesto al consumo; privatizaron empresas públicas a precios de ganga a favor de los grandes capitales; vaciaron el Estado social de derecho, haciendo de derechos fundamenta- les verdaderas mercancías, como ocurrió con la salud, pensiones, riesgos laborales y en parte con la educación, lo que condujo a mayor acumulación de capital en pocas manos y expansión de la pobreza para la mayoría de la población.
Vendría el malestar, la protesta y movilización. Los años 2019 y 2021 fueron de grandes movilizaciones a cuya vanguardia se colocaron los jóvenes pobres de nuestro país, que sin oportunidades de estudio ni empleo, empezaron a agitar consignas de cambio.
El Gobierno de Duque en lugar de escuchar el clamor ciudadano, reprimió a sangre y fuego la protesta. Por otro lado la izquierda y el Progresismo fueron capaces de escuchar voces de unidad y se construyó el Pacto Histórico. La mayor fuerza unitaria y alternativa de todos los tiempos. Con el anterior panorama se desarrolló el proceso electoral de 2022. Las eleccio- nes de congreso arrojaron como resultado que el Pacto Histórico obtuviera un significativo respaldo popular, con un total de 2.302.847 votos, lo que representó un 14,15% del total de sufragios para el Senado.
En las elecciones para la Cámara de Representantes, el Pacto Histórico logró 2.549.276 votos, lo que equivale al 15,6% del total de sufragios para elegir un total de 25 curules.
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, emergió como el favorito del electorado al obtener un total de 8.527.768 votos, lo que representó el 40,33% del total de sufragios emitidos. Por otro lado, Rodolfo Hernán- dez, del partido Liga de Gobernantes Anticorrupción, obtuvo un total de 5.953.209 votos, alcanzando un porcentaje del 28,15%.
En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Gustavo Petro consolidó su liderazgo al obtener un total de 11.281.013 votos, lo que representó un 50,44% del total de sufragios emitidos. Por su parte, Rodolfo Hernández, alcanzó un total de 10.580.412 votos, lo que equivale al 47,31% del total.
El Gobierno de Petro planteó un cambio de modelo: incorporarnos hacia un modelo agroindustrial para así desarrollar tanto el campo como la industria, acompañado del turismo como gran potencialidad del país; de otro lado, el Gobierno propuso desarrollar el Estado Social de Derecho, promoviendo una reforma a las pensiones, a la salud, una reforma laboral y una reforma a la educación partiendo de una ley estatutaria de educación que haga de éste derecho, el derecho radical por excelencia bajo principios de universalidad, equidad, accesibilidad y calidad educativa.
El verdadero poder económico del país, el capital financiero, los grandes industriales y latifundistas, pronto se aliaron y cooptaron, mediante recursos económicos a parte del Congreso de la República. Éste decidió abandonar el clamor popular del cambio, para seguir llenando los bolsillos de los grandes capitalistas. A la par, han promovido diversas estrategias para generar un golpe blando. Las movilizaciones populares han frustrado los sueños golpistas. Hoy reina una gran incertidumbre: se podrá imponer el clamor popular del cambio, o los intereses y la voracidad de capital de unos pocos se seguirá imponiendo.
A las puertas de una celebración del 1 de mayo, los trabajadores, campesinos, estudiantes, educadores, mujeres, jóvenes, afros, debemos movilizarnos para defender el cambio y su presidente. Debemos mirar rápidamente al futuro inmediato. Las elecciones de 2026, se deben celebrar bajo un mayor esfuerzo unitario de las fuerzas del cambio.
Como por norma jurídica el Pacto Histórico no podrá actuar bajo coalición, enfrentamos el reto de seguir el camino unitario, construir un nuevo partido bajo unidad, que con claras reglas democráticas, permita mejorar la correlación de fuerzas en el congreso y permita volver a ganar la presidencia de la República. Si no es posible la construcción de un nuevo partido, el otro reto es seguir bajo un frente social y político y siempre bajo el pegamento de la unidad. Hoy los esfuerzos por la unidad no tienen excusa. Cuatro años de Gobierno no serán suficientes para el cambio, por eso las fuerzas del progreso deben buscar ganar nuevamente la presidencia y para ello habrá que escoger a uno de sus mejores hombres o mujeres. Las tareas del momento son la defensa del Gobierno, con la movilización, a su vez agitar las banderas de las reformas sociales de la educación, la salud, las pensiones, la reforma laboral, para así seguir la senda de buscar una sociedad más igualitaria, más justa, equitativa y en paz.
El partido Esperanza Democrática continúa en las corrientes del cambio, por eso desde éste evento, llamamos a todas las fuerzas sociales y políticas, así como a las nuevas ciudadanías a unirnos en favor del cambio, del progreso, de la libertad y la democracia.
27 de abril de 2024.
27 de abril de 2024.
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